domingo, 13 de septiembre de 2020

PINTURA PARA EL SIMPECADO DE LA VIRGEN DE CONSOLACIÓN DE CARTAYA

Virgen de Consolación
Acrílico sobre lienzo
65 x 46 cm aprox.

Este 12 de septiembre de 2020 fue bendecido el nuevo simpecado de la Virgen de Consolación de Cartaya durante el último día su novena, bordado por el taller de Sucesores de Elena Caro en base a un proyecto original de Ignacio Gómez Millán, para el que he realizado la pintura central.


Todo encargo es un nuevo reto, pero cuando la misión no es solo satisfacer a la persona sino que la obra tenga una función transcendente de divulgación, el concepto es más interesante. No es solo una acumulación de datos, sino que la mayoría debe potenciar el mensaje del principal: estar, pero sin distraer.

Muchos eran los elementos a añadir en esta obra, pero la atención en la venerada imagen no podía perderse y su silueta debía ser reconocible a distancia al tratarse de un soporte móvil.


La Virgen de Consolación de Cartaya aparece en un rompimiento de gloria sobre la vista de la ermita, como edificio donde recibe culto y elemento indisoluble a la advocación. Los ángeles la sustentan y acompañan en la parte inferior, respetando su espacio, salvo las cabezas de querubines que ayudan a ordenar la composición.

La imagen aparece entre nubes, en el cojín con el que forma parte, portando junto al cetro una rosa, atributo histórico de la Virgen y una de las letanías lauretanas con las que se la invoca: "Rosa Mística". En uno de los escudos aparece la de su nombre, "Consoladora de los Afligidos", sobre el anagrama de María. Un anagrama del Dulce Nombre de María sobre un resplandor alusivo a la fiesta principal de la Hermandad. En relación directa, el culto al Dulce Nombre de Jesús y a su Sagrado Corazón se ve reflejado en el corazón de plata, que luce el Niño en su pecho en el mes de junio y en las fiestas.

También aparecen en la pintura las letanías a las que hace referencia en los "Gozos o Coplas de la Novena" el sacerdote de Cartaya Juan Gabriel de Contreras, gran impulsor de la devoción, en 1797: "Puerta del Cielo" a la izquierda inferior de la obra, "Casa Dorada" en el lado derecho y "Estrella Matutina" sobre la ermita.


La Virgen de Consolación ha sido históricamente la devoción protectora del pueblo, recurriendo a Ella ante epidemias y sequías, por ello, de manera popular, se la considera y denomina "Madre y Protectora de Cartaya". título o tratamiento que aparece en la filacteria que portan los querubines, y cuya segunda parte "Ruega por nosotros" se entrevé invertida como si la tinta traspasara la tela. Por ello pisa el motivo de la incertidumbre de estos tiempos que vividos: un coronavirus, cual serpiente del apocalipsis que debe desaparecer.

             

Unos ángeles portan a un lado dos óvalos con el anagrama de María y la advocación, antes mencionadas, y con el escudo de Cartaya. Al otro lado los frutos de la tierra: un pez por el carácter protector sobre la gente del mar, pues son muchos los hechos milagrosos en naufragios, y piñas piñoneras y fresas por la labor agrícola, una unificación del pasado y del presente, de la continuidad de la devoción a lo largo de la historia con los frutos de los antepasados y los de los tiempos actuales.

Pintura antes de la realización del simpecado

Mi gratitud a Gonzalo Navarro por su inestimable ayuda y sabio asesoramiento. Y mi enhorabuena a Carla Elena y al Taller de Sucesores de Elena Caro por la calidad de una labor que tan difícil es de encontrar. Un honor haber trabajado con una empresa tan insigne en una obra única para la posteridad y para la historia del arte en las cofradías.


Reseña de la bendición en Huelva Ya
y en el perfil de Facebook de la Hermandad de Consolación



jueves, 5 de marzo de 2020

CARTEL OFICIAL DE LA SEMANA SANTA DE TRIANA 2020

Cartel de la Semana Santa de Triana 2020
Acrílico sobre tabla
122,5 x 71 cms

TEXTO DE LA PRESENTACIÓN DEL CARTEL
Centro de la Cerámica de Triana
4 de marzo de 2020

Buenas noches. 

Ante todo agradecer a los hermanos mayores de las hermandades de penitencia de Triana mi elección como autor de tan emblemática obra, gracias a la propuesta de mi admirado D. José, hermano mayor de San Gonzalo, y aceptada por el Distrito Triana-Los Remedios en la persona de la delegada teniente alcalde del Distrito Triana, mi querida Nani. Gracias también a Elena, directora general de los distritos y a Trini, subdirectora. Gracias por ello, por fomentar el arte, por ser su mecenas, por su presencia en este acto. Y gracias a todos ustedes que me arropan en este momento tan intenso de mi vida, en un marco incomparable y tan vinculado a la obra presentada. 

Siempre he buscado a Triana, pero nunca pensé que la Providencia me vinculara tanto a ella. Empecé organizando exposiciones en la Casa de las Columnas de la mano de su directora, mi querida Paloma, luego vinieron unos navegantes, que seguirán creando historias unos años más, y, entre medio, obras por aquí y por allá hasta llegar a este encargo. 

El Arte de este barrio, material e inmaterial, no dejó nunca de pellizcar este corazón de artista. Su vitalidad, su entusiasmo, su forma de celebrar las fiestas y de disfrutar los momentos cotidianos con su cante y con su palabra y, sobre todo, su cerámica y toda la historia que guardan sus monumentos, debían estar reflejadas en esta pintura. Por supuesto sin dejar a un lado la fe y la devoción más íntima, que se expresa por estos rincones como solo vosotros sabéis hacerlo.
En Semana Santa estos sentimientos engloban a todos los creyentes, que envían su mensaje de celebración al resto del mundo, de ahí que, como detallaré más tarde, entre hermandades, parroquias e iglesias, aparezcan todos los que sienten intensamente los días que se avecinan.
La idea era clara desde un principio: una imagen principal, tratada con la naturalidad de lo real, y un fondo de textura que diera contraste y permitiera la simbología buscada. 

En lo primero no tuve dudas, pues es de bien nacido ser agradecido. El Soberano Poder me buscó para intentar dar realce a la Coronación de su Madre, la Virgen de la Salud. Estaba en deuda con Él…
Por otra parte D. Manuel Soria me trajo a su parroquia de las santas Justa y Rufina pintándolas en diferentes ocasiones, unas santas muy ligadas a mi vida, que ha estado vinculada a los salesianos y cercana a la iglesia de la Trinidad donde se encuentran sus sagradas cárceles. Esa fue la raíz que me llevó a pensar en cómo meter a todos los trianeros en este cartel.
La figura de Cristo aparece majestuosa, ocupando gran espacio, con su cabeza como centro neurálgico de la obra. El poder de la fuerza de su mirada y de sus manos no podía ser distraído por nada, por eso no hay orfebrería ni bordados. El contraste está en ese amasijo de trozos de azulejos, inspirados en esos paneles tan mal recompuestos tras un terremoto, que, sin perder la unidad, se convierte en un plano dinámico y vital, como lo es la gente de Triana, como es su forma de vivir, un toque de exuberancia que se complementa perfectamente con la sobriedad de la idea fundamental de la celebración. La visión iconográfica, de las imágenes de esos azulejos, nos lleva a lo que representan, que a veces puede ser más o menos evidente. 

En la esquinas superiores Dios Padre y el Espíritu Santo formando la Trinidad celeste. En las inferiores el anagrama de María y la simbología de san José formando la terrestre. Y se preguntarán porque aparece este santo tan grande en un cartel de este tipo, pues porque su fiesta casi siempre se celebra en la Cuaresma y no se puede dejar pasar, yo desde luego, no. Bajo Dios Padre se representan santas Justa y Rufina, por ser santas de aquí y por la parroquia de su nombre. Al otro lado San Fernando, gracias al cual somos lo que somos.
En los tres siguientes de cada lateral, seis de las hermandades trianeras, las Cigarreras aparece entre el Arma Christi, los instrumentos de la Pasión, que se encuentran en el círculo central, en cuyas esquinas del cuadrado que origina se coloca el Tetramorfos. Debajo de las hermandades están las parroquias, iglesias y capillas, que engloban a todos los feligreses. Los penúltimos, los puentes que llevan a completar la estación de penitencia.
Rodeando la túnica del Señor, diferentes flores y plantas relacionadas con la Pasión y con la Semana Santa.
Y como se trata de un cartel, el texto de lo que se anuncia: Semana Santa Triana 2020, en un alto contraste, separado en este caso de las imágenes, legible, sin destacar. 

Como dato decir que se trata de un acrílico sobre tabla donde el color del soporte tiene protagonismo propio. Intento a veces simplificar, pero mi mente barroca y ornamental no puede dejar de plasmar sentimientos a través símbolos, sin que deje de ser una obra contundente y de fácil lectura. 

Y si me permiten el atrevimiento, al igual que el cartel ha sido mostrado ante ustedes presencialmente, quiero también hacer una presentación simultánea en redes, enviando el cartel desde este atril, para que la obra se difunda nítida y de la mejor forma posible. 

Para terminar, mi cariño y reconocimiento, no solo a mi madre, a la que al menos le doy estos momentos de satisfacción, y cuyos antepasados fundaron Casa Rodríguez en la Alcaicería, aquella cuyos herederos pasaron a San Román y que me contaban historias de moldes de máscaras de carnaval y medidas de capirote de los reyes de España. Mi cariño y mi reconocimiento también a mis alumnas y alumnos, a los que sé que enorgullecen estos momentos, que siempre me acompañan y apoyan, que me cuidan, sobre todo, en estas etapas de tensión creadora, aunque aumente la presión para sacar lo mejor de ellos. 

A todos, muchas gracias. 




lunes, 17 de febrero de 2020

DISEÑO DE ALFOMBRA PARA LA HERMANDAD DEL VALLE

LA ALFOMBRA DE CULTOS DE LA HERMANDAD DEL VALLE, 
LA CULMINACIÓN DE UN CONJUNTO 


De mis maestros aprendí que toda superficie es susceptible de ser pintada y ornamentada en pos de la belleza y de un conjunto armónico. El encargo de esta alfombra supuso pensar en el entorno donde iba a ser ubicada junto a la exclusividad y a la adecuación al estilo de quien la encargaba y a la técnica a emplear. Ello implicaba la búsqueda de volúmenes contundentes inspirados intencionadamente en elementos ornamentales de la Archicofradía, encontrando la referencia en los respiraderos del segundo paso para la franja principal, y el ritmo de flores de lis para la cenefa secundaria y la distribución heráldica en el palio.
Con el requisito preliminar de que contuviera cuatro escudos, el primer paso fue realizar un dibujo previo que, una vez aceptado como primera idea por la Hermandad y el fabricante, se aumentó en detalles. Posteriormente fue ampliado a seis escudos, con motivos heráldicos y simbología propia de los Sagrados Titulares. La inclusión de un gran escudo central quedó descartada para no limitar la colocación de la alfombra en un solo sentido, además de para salirse de la tónica que impera en la mayoría de hermandades.
Los colores elegidos fueron los corporativos, verde y rojo, incluyendo la gama de ocres en los elementos decorativos, también para los motivos de los escudos para no crear en ellos puntos cromáticos de atención que pudieran distraer de los principales en los diferentes cultos y así englobar la alfombra dentro del ambiente estético general.
Para la presentación de los bocetos, los dibujos se trataron digitalmente en tonos planos, dejando la matización y degradado a la empresa encargada de la ejecución de la obra. El resultado final ha venido dado por el fabricante con la adaptación del diseño a su realización en un telar, lo que ha conllevado la simplificación de elementos y la eliminación del ritmo exterior y de la superposición de piezas de la zona principal sobre la primera línea interior.
Espero que sea del agrado de los hermanos de la corporación esta obra, original y exclusiva, que da prestancia, con discreción, y enriquece la solemnidad del conjunto.

Primer proyecto para el diseño con cuatro escudos


    
Dibujos preparatorios para ambos diseños


  
Montajes de posibles ubicaciones

viernes, 29 de noviembre de 2019

CARTEL DEL 125 ANIVERSARIO DE LA LLEGADA DE MARÍA AUXILIADORA A SEVILLA


La obra, un acrílico sobre tabla de 108 por 61 centímetros, proporción de una pantalla de móvil, representa la apoteosis de María Auxiliadora a su llegada a la Casa Salesiana de la Trinidad, una apoteosis que es reflejo de la devoción y cariño con la que la ven sus hijos, algo que llevan en sus corazones, que arden ante su presencia y ante la invocación de su nombre. El esquema compositivo se repite en alguna obra anterior, pero era inevitable recurrir a él: Su silueta completa es un icono que tenía que aparecer y, además, rodeado de una masa de fieles, rendidos a sus plantas, que busca su Auxilio y Consuelo como Mediadora ante Cristo de todas las Gracias. 

La idea parte de cómo llega la imagen a Sevilla, primero en forma de cuadro y luego la escultura en tren, cuya presencia era anhelada. Fue el Amanecer de su devoción de ahí que aparezca en el cartel como el sol que explosiona por la mañana y envuelve todo de esos colores tan característicos de nuestros cielos, que también son los suyos. 

Tanto caló la devoción que, a su llegada, las diversas pandillas del arrabal hicieron una pira con las armas de pelea para ofrecérselas a Ella como signo de amor y conversión. Esos cuchillos y hondas del XIX aparecen en el cartel junto con los móviles, las armas del XXI y del acoso, a los pies de la Virgen. Y allí deberíamos poner los cristianos todo lo que pudiera alejarnos de Aquella a la que tanto queremos. 

Entre los personajes que rodean a María Auxiliadora podemos ver al fondo a dos muchachos, dos de aquellos primeros devotos, que renunciaron a la violencia y que ya la acompañan en el Cielo, portan su bandera e indican a los jóvenes de hoy el camino a seguir. La figura coprotagonista de la escena es el joven de espaldas que, con la mano en el corazón, le hace llegar sus ruegos. La Virgen, sin cetro, cercana, tiende su mano hacia nosotros como Madre nuestra que es, sin ropajes suntuosos, coronada como Reina y Señora, por supuesto, pero donde las piedras preciosas de sus joyas son estrellas, las almas de los devotos que están junto a Ella. Yo tengo mis estrellas localizadas, ¿y las tuyas? En la presentación, la madre de un amigo del colegio vió a su hijo: Antonio Miguel Romero está en el broche de su manto. 

Una muchacha lleva un escalímetro, símbolo del trabajo; otro una mochila, del estudio; el pequeño la camiseta deportiva y el que está en primer término nos muestra su cartera, donde la estampa de Mª Auxiliadora es identificación y orgullo de sus devotos. 

El texto inferior contiene el motivo del anuncio del cartel, el lema del aniversario y, en un plano posterior, el escudo de la entidad organizadora, diseñado para la ocasión para que sea más inteligible tras las letras. 

El Colegio y la Archicofradía, los jóvenes y los mayores, los laicos y los salesianos, los de arriba y los que aún permanecemos aquí, todos la aclaman, todos le rogamos, todos queremos estar con Ella.
Podría haber sido una obra más simple, de menos elementos, con otro lenguaje: quizás el detalle de las manos que se unen a través del sobre, o las armas a sus pies… Pero este es el resultado, con el deseo de que nos evoque su presencia o el cántico de su Himno.

Referencia en la página Arte Sacro aquí


 

 

  
Para  un antiguo alumno salesiano, en el que ha calado la devoción a Mª Auxiliadora por convicción y por tradición familiar, es toda una emoción el honor y la responsabilidad, no solo de anunciar un acontecimiento de este nivel, sino el ser responsable de propagar la devoción de esta advocación mariana tan extendida.

 Mi madre, Esperanza Rodríguez, antigua alumna salesiana de San Vicente, y mi padre, José de la Montaña Méndez, profesor de dibujo en la Trinidad, volcado en sus fiestas en el colegio y en el santuario, me enseñaron a quererla y los sentimientos de un encargo de tal calibre aparecieron desde la primera llamada de Emilio Ramírez Vázquez, siguieron con la confirmación del Presidente de la Archicofradía, Manuel Jiménez, y en su realización, y se mantienen al explicar todo lo que la obra conlleva y el recuerdo de su presentación, un día de los memorables en la vida tanto en lo profesional como en lo personal.

Gracias a todos ellos por hacerme llegar a este punto. A mis padres por inculcarme unos valores y un cariño tan profundo. A Emilio por buscarme y ayudarme a narrar esta historia con sus conocimientos. A la Archicofradía de Mª Auxiliadora por la confianza y por querer valorar la obra del artista.
Y gracias por su entrega también a los que aparecen en el cartel. Los siete jóvenes del Colegio Salesiano que aparecen en la parte derecha: Luis Santiago Expósito, Sofía Pozo, Aurora Díaz, Miguel Ángel Grau, Akash Flores, Andrés Felipe Guzmán y Juan Carlos Moya. Y los de la otra parte: Marta Martín y Pepe Florián (la madre con el niño), Lucas Oliveros (el que tiende la mano), D. Luis Cornello (salesiano y rector de la basílica), Esperanza Rodríguez y Carla Rodríguez (en primer término).


IMÁGENES DE LA PRESENTACIÓN

Galería de imágenes en Arte Sacro aquí