viernes, 29 de noviembre de 2019

CARTEL DEL 125 ANIVERSARIO DE LA LLEGADA DE MARÍA AUXILIADORA A SEVILLA


La obra, un acrílico sobre tabla de 108 por 61 centímetros, proporción de una pantalla de móvil, representa la apoteosis de María Auxiliadora a su llegada a la Casa Salesiana de la Trinidad, una apoteosis que es reflejo de la devoción y cariño con la que la ven sus hijos, algo que llevan en sus corazones, que arden ante su presencia y ante la invocación de su nombre. El esquema compositivo se repite en alguna obra anterior, pero era inevitable recurrir a él: Su silueta completa es un icono que tenía que aparecer y, además, rodeado de una masa de fieles, rendidos a sus plantas, que busca su Auxilio y Consuelo como Mediadora ante Cristo de todas las Gracias. 

La idea parte de cómo llega la imagen a Sevilla, primero en forma de cuadro y luego la escultura en tren, cuya presencia era anhelada. Fue el Amanecer de su devoción de ahí que aparezca en el cartel como el sol que explosiona por la mañana y envuelve todo de esos colores tan característicos de nuestros cielos, que también son los suyos. 

Tanto caló la devoción que, a su llegada, las diversas pandillas del arrabal hicieron una pira con las armas de pelea para ofrecérselas a Ella como signo de amor y conversión. Esos cuchillos y hondas del XIX aparecen en el cartel junto con los móviles, las armas del XXI y del acoso, a los pies de la Virgen. Y allí deberíamos poner los cristianos todo lo que pudiera alejarnos de Aquella a la que tanto queremos. 

Entre los personajes que rodean a María Auxiliadora podemos ver al fondo a dos muchachos, dos de aquellos primeros devotos, que renunciaron a la violencia y que ya la acompañan en el Cielo, portan su bandera e indican a los jóvenes de hoy el camino a seguir. La figura coprotagonista de la escena es el joven de espaldas que, con la mano en el corazón, le hace llegar sus ruegos. La Virgen, sin cetro, cercana, tiende su mano hacia nosotros como Madre nuestra que es, sin ropajes suntuosos, coronada como Reina y Señora, por supuesto, pero donde las piedras preciosas de sus joyas son estrellas, las almas de los devotos que están junto a Ella. Yo tengo mis estrellas localizadas, ¿y las tuyas? En la presentación, la madre de un amigo del colegio vió a su hijo: Antonio Miguel Romero está en el broche de su manto. 

Una muchacha lleva un escalímetro, símbolo del trabajo; otro una mochila, del estudio; el pequeño la camiseta deportiva y el que está en primer término nos muestra su cartera, donde la estampa de Mª Auxiliadora es identificación y orgullo de sus devotos. 

El texto inferior contiene el motivo del anuncio del cartel, el lema del aniversario y, en un plano posterior, el escudo de la entidad organizadora, diseñado para la ocasión para que sea más inteligible tras las letras. 

El Colegio y la Archicofradía, los jóvenes y los mayores, los laicos y los salesianos, los de arriba y los que aún permanecemos aquí, todos la aclaman, todos le rogamos, todos queremos estar con Ella.
Podría haber sido una obra más simple, de menos elementos, con otro lenguaje: quizás el detalle de las manos que se unen a través del sobre, o las armas a sus pies… Pero este es el resultado, con el deseo de que nos evoque su presencia o el cántico de su Himno.

Referencia en la página Arte Sacro aquí


 

 

  
Para  un antiguo alumno salesiano, en el que ha calado la devoción a Mª Auxiliadora por convicción y por tradición familiar, es toda una emoción el honor y la responsabilidad, no solo de anunciar un acontecimiento de este nivel, sino el ser responsable de propagar la devoción de esta advocación mariana tan extendida.

 Mi madre, Esperanza Rodríguez, antigua alumna salesiana de San Vicente, y mi padre, José de la Montaña Méndez, profesor de dibujo en la Trinidad, volcado en sus fiestas en el colegio y en el santuario, me enseñaron a quererla y los sentimientos de un encargo de tal calibre aparecieron desde la primera llamada de Emilio Ramírez Vázquez, siguieron con la confirmación del Presidente de la Archicofradía, Manuel Jiménez, y en su realización, y se mantienen al explicar todo lo que la obra conlleva y el recuerdo de su presentación, un día de los memorables en la vida tanto en lo profesional como en lo personal.

Gracias a todos ellos por hacerme llegar a este punto. A mis padres por inculcarme unos valores y un cariño tan profundo. A Emilio por buscarme y ayudarme a narrar esta historia con sus conocimientos. A la Archicofradía de Mª Auxiliadora por la confianza y por querer valorar la obra del artista.
Y gracias por su entrega también a los que aparecen en el cartel. Los siete jóvenes del Colegio Salesiano que aparecen en la parte derecha: Luis Santiago Expósito, Sofía Pozo, Aurora Díaz, Miguel Ángel Grau, Akash Flores, Andrés Felipe Guzmán y Juan Carlos Moya. Y los de la otra parte: Marta Martín y Pepe Florián (la madre con el niño), Lucas Oliveros (el que tiende la mano), D. Luis Cornello (salesiano y rector de la basílica), Esperanza Rodríguez y Carla Rodríguez (en primer término).


IMÁGENES DE LA PRESENTACIÓN

Galería de imágenes en Arte Sacro aquí
   



martes, 1 de enero de 2019

ILUSTRACIONES PARA EL PREGÓN DE NAVIDAD DE SEVILLA 2018


Siempre es una satisfacción cuando te buscan por tu obra, pero si se trata de Susana Herrera Márquez para ilustrar la edición impresa de su Pregón de la Navidad, la alegría se multiplica, porque ya de por sí ella alegra la vida y es un impulso hacia delante.
Su fe, su vitalidad, su compromiso social, su entrega generosa, sus vivencias personales..., todo debía ser reflejado en esas imágenes. El pregón iba a ser un abrirse en canal para los presentes, y para los que quisieran degustarlo posteriormente ("hoy vengo a desnudar mi humilde alma en palabras"), y esa intimidad se ha intentado reflejar en quince maderas de diez por diez centímetros, en la técnica del acrílico, abarcando tres canales importantes de su mensaje: la familia y los recuerdos de la infancia, el mensaje social y la Navidad en sí misma.

Dos primeras ilustraciones para la Navidad, con la que "empieza la Historia, con mayúsculas, más bella jamás contada" y otras dos para José Andrés, "nuestro ángel de carne y hueso que ha convertido mis lágrimas en Vida y me ha regalado otra familia, la del mundo del trasplante y la donación", hilo conductor de la narración.

"...esas antiguas figuras de cacharrería" son las protagonistas de algunas de las imágenes, porque no podía faltar el Nacimiento, con José Andrés como angelito y Alejandro en esa rosa a los pies del Niño, y los Reyes Magos, reflejo de la ilusión de unas fechas que hay que saber mantener a lo largo del año, y cuyas iconografías "representan a los hombres, cualquiera que fuese su color. riqueza o cultura".

"Pronto (…) podré ver tus deditos. Tus cinco deditos, de tus manos, de tus pies". De la mano, en la mano de la madre; del pie, en la mano del padre, "mi marido Andrés (…), mis alas para volar"

Lo que marca nuestros sentidos en la infancia se guarda para siempre en nuestros recuerdos, " pero mi Navidad no es un Navidad que solo se recuerda, sino que revive siempre el nacimiento de Cristo. (…) donde la llegada del Niño ojalá siempre me ayude a renovar mi compromiso de cristiana y a todos, convirtiéndonos no solo en seguidores de Jesús sino en fieles imitadores de su vida".

"(…) hoy pido que cuidemos todos y cada uno de esos detalles que nos hacen tanto bien, como hacer regalos a quienes queremos (…). Compartir buenos ratos haciendo de lo cotidiano un gran privilegio, y sobre todo, llenarlos de ternura, alegría y mucho amor".

Instantáneas de esos momentos compartidos en Navidad en el tacto agradecido en la entrega de regalos, fuente de cariño; en el sonido de los instrumentos que acompañan a los villancicos; en la visión contemplativa del Niño de Belén y el páscuelo; y en los regalos bajo el árbol donde el belén encuentra cobijo.

El momento actual, donde "muchos no tienen techo, un hogar, un trabajo, y están entre nosotros, en nuestra sociedad del bienestar, pero no los vemos a pesar de estar muy cerca, porque se convierten en invisibles para nuestros ojos", con una huida a Egipto entre rascacielos.

Con una búsqueda de posada lejos de nuestras fronteras: "Si habría posada para ellos, para María y José, en pleno siglo XXI, y si tocasen a nuestra puerta, ¿abriríamos a unos absolutamente desconocidos?"

Con "una postura hacia los inmigrantes como oportunidad y no problema, y pidamos para que ese viaje de muerte se convierta en peaje de vida", porque a veces vemos las cosas como si dentro de una pecera se tratara, ajenas a nosotros. Aunque la luz de la Esperanza, en el ancla que lleva san José, nunca se apague.

Con los nacimientos y muertes entre alambradas: "¿Cuántos niños hay todavía sin pesebre siquiera y su cuna es el propio mar o un campo de refugiados".

Los recuerdos de la familia: "...donde mi abuela o mi tía Anita hacían esos pestiños con matalauva y se mezclaban con el olor de las naranjas que siempre había en la cocina". Unos pestiños que son "el Espíritu de la Navidad", con sus plantas de matalauva y ajonjolí.

Y como principio y fin, la madre con el hijo, "una madre que al escribir estas letras me han hecho adentrarme en mí misma y reconocer en María un modelo no solo de Madre, sino de santidad, de entrega a Dios". Un "Afortunada soy de ser tu madre" que se demostraba siempre en un "No paraba de hablarle, de achucharle, de estrujarlo, de susurrarle."


Gracias Susana por el privilegio de tu amistad y el honor que me has dado al elegirme para ilustrar el XLI Pregón de la Navidad de la Asociación de Belenistas de Sevilla en un año 2018 de tantos aniversarios.